14 de febrero de 2017

¡Date prisa!

Estamos trabajando las fracciones en la asignatura de matemáticas, y conforme avanzamos descubrimos que hay ciertas cosillas que se nos habían olvidado, además de las nuevas que se amontonan. Como todo buen caminante hemos hecho un alto en el camino, para tomar aliento y recobrar fuerzas. Pero nuestros descansos son activos, y hemos querido dedicar un ratito a abordar aquellos conceptos que más nos están costando jugando en parejas. Así, en un ambiente lúdico pero a la vez intenso -ahora descubrirán por qué- hemos llevado a cabo una sesión de mates un tanto especial.
A cada pareja se les ha repartido unas tarjetas que contenían dibujos de fracciones, con sus cuadritos en blanco y su parte coloreada. El objetivo de la actividad era:


1º    Reconocer qué fracciones les había tocado.
2º    Observar y diferenciar si se trataba de fracciones "sueltas" o eran números mixtos".
3º    Dibujar en el cuaderno lo mismo que tenían en sus manos.
4º    Pasar esa información gráfica del dibujo a una operación matemática con fracciones.
5º    Resolver la operación. 
        - Para ello debían convertir los números mixtos en fracciones.
        - Luego seguir el orden correcto y resolver la operación resultante.
        - Si tenían distinto denominador, obtener uno común haciendo m.c.m de los denominadores.
        - Completar la operación ya lista para ser resuelta.
6º    Una vez tenían el resultado, debían simplificar hasta la fracción irreducible.
7º    Cuando ya no podían simplificar más, tenían que convertir la fracción que les había      quedado nuevamente en un número mixto. 
        - ¿Cómo? Dividiendo el numerador entre el denominador. El cociente sería el número entero y el resto el numerador de la fracción que acompaña al número mixto. (El denominador sigue siendo el mismo, que además coincide con el divisor)
8º    Representar ese número mixto final (entero + fracción) en un dibujo, señalando qué corresponde a qué.


Así, la actividad se iniciaba entregando un dibujo de fracciones, y se terminaba con la respuesta también en forma de dibujo. Todo un ciclo completo en el que el proceso matemático de las operaciones que habían sido necesarias había quedado minuciosamente detallado por el camino.
Lo más importante de todo no era llegar correctamente a la solución (que sería ideal), sino que cada número que escribieran, cada idea que platearan o cada dibujo que hicieran, estuviese previamente consensuado con el compañero o compañera que tenían como pareja, y que de manera cooperativa se enfrentaran a este reto. Todo un desafío para los dos, en el que podían reparar errores de base, ideas previas, o conceptos mal adquiridos gracias a la ayuda del compañero.

Pero, ¿tenían todo el tiempo del mundo?

¡No! Mientras, vertiginosamente, un reloj cronómetro de cuenta atrás, en forma de bomba con su mecha (al estilo cómic), iba consumiéndose a cada segundo que pasaba.
Tenían un tiempo máximo para conseguir superar el reto. Con cada intento fallido, podían volver a intentarlo, todas las veces que fuera necesario hasta agotar todo el tiempo.
Equivocarse estaba permitido, insistir era obligatorio.

La gran mayoría de las parejas consiguió terminar el reto satisfactoriamente a tiempo. Otras lo intentaron hasta el final, sin "éxito".
Luego, entre todos, corregimos las actividades de aquellos compañeros que se habían quedado en el camino. Comprobamos dónde se habían equivocado y cómo debían hacerse. Aprendimos juntos, disfrutamos juntos, y enfrentamos nuestras dificultades juntos. ¡Eso sí que es un verdadero éxito!

A continuación les mostramos algunas imágenes de la sesión. Debajo encontrarán un enlace del cronómetro que usamos para que puedan utilizarlo cada vez que lo deseen. Ofrece diversos tipos, desde relojes de arena hasta cronómetros digitales. Espero que les sea de ayuda y hayan disfrutado de nuestra actividad. Un saludo y ¡hasta la próxima!




Dos cabezas piensan más que una




Aquí tienen el enlace:

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